lunes, 18 de julio de 2011

Entre las sombras de Niko

A veces comienzo a pensar en medio de la noche más estrellada sobre un hombre que un día un tanto gris, de esos en los que las hojas marchitas combinan con el color del cielo; Llegó a mi vida para llevarse consigo los  restos de aquello que solia ser. Vino como un huracan de sentimientos para dejarme una herida que sangra miel. Ese tipo de heridas que van más allá de la piel.

¿Cómo me pude enamorar locamente de una mirada a través de unos lentes oscuros? De la atorrancia de sus palabras mientras jugabamos a ser niños y a odiarnos sin conocernos, ¿Cómo me desplomé tan fácilmente en los pies de su pureza, envuelta por su olor, estupefacta hasta del más mínimo detalle de su expresión?.

Es simple, me enamoré de su corazón.

Me hundo en esa voz gruesa que me estremece a través de la distancia, casi hasta dejarme muda. En esos "te quiero" que el aire suele llevarse con aquellas hojas de otoño que regresan de vez en cuando para recordarme que mientras caminemos bajo el mismo cielo, mi corazón tendrá fe en que ese hombre será feliz con alguien más, que así como  yo, amará que sea tan único e impaciente, impredecible, y a veces malcriado, tan niño y adulto, tan imperfecto para el mismo y tan perfecto a la vez. 

En algunos momentos me encuentro perdida en mi misma, oyendo la voz triste de una melodia de Gardot, cavilando sobre esos ojos que no se marchitan con el pasar de los meses, hasta que una sensación me revive, y caigo profundo,  en las manos de lo imposible de este amor.

Y vuelvo a desvanecerme en las sombras de Niko, con el corazón roto, embriagada entre las alas del silencio búscando excusas para no pensar en él, con miedo de amarlo hasta desangrar mis venas en el piso frio de la existencia. Cuando la vida gira sin clemencia, atándonos de manos y pies, haciendo que las barreras sean más grandes que el mismo ser.

Ahí esta él, sumergido en el recuerdo de mis cartas, esas que nunca llegará a leer. Y aqui sigo yo perpleja enamorada de una persona que no debo querer, en un mundo de esperanzas que el tiempo volvió a romper con su paso inexistente y su ritmo cruel, entre las sombras de Niko y los restos de mi ser.

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